Participantes: Adultos. Grupo de hasta 20 personas (participación
activa) y asistentes oyentes, según la capacidad del espacio. Especial para docentes.
Duración: 2 jornadas de 4 hs., con un intervalo de 30
minutos.
Premisas:
Desde hace miles de años la gente cuenta y escucha historias.
Los llamados aedos, bardos, rapsodas, juglares, trovadores, chamanes,
griots, hakawati, fabulatori, cuenteros, contaron. Y nosotros seguimos contando
y escuchando.
Siempre contamos historias porque siempre hay quien quiere
escucharlas.
Desde que somos humanos hemos tenido la necesidad de contar
historias y con ellas recrear experiencias, reconstruir el mundo y acercarlo a
nuestros deseos.
Contar historias ha sido un modo eficaz de transmisión de conocimientos,
valores, creencias. Cuando la escritura y la lectura no eran bienes al alcance
de todos, los portadores de la palabra, ante público de todas las edades, reinventaban
el mundo, transmitían el saber de la época, hacían reír y llorar a través de
leyendas, historias reales, poesías, canciones y cuentos.
El abordaje propuesto en este taller promoverá la apertura
de nuestras posibilidades de crear, para expandir nuestros límites expresivos, para
encontrar nuevas maneras de decir y comunicar.
Cada participante iniciará un proceso de conocimiento de sí
mismo, de sus posibilidades y de sus emociones.
Así, el coordinador del taller se propone como modelo a
seguir por los participantes, respecto de la dinámica de grupo, la habilitación de
espacios propicios, la integración de aportes diversos en su función de
catalizador y promotor de la acción y el pensamiento, como conductor y parte
del cambio en el trabajo grupal. En este espacio los participantes podrán
incorporar y manejar instrumentos de indagación, improvisación y síntesis en
torno a la narración.
Los docentes podrán capitalizar un conjunto de
herramientas funcionales para generar con sus alumnos nuevas maneras de
comunicación y expresión, descubriendo y explorando la importancia de una
actividad grupal por excelencia donde, a diferencia de lo que habitualmente
transitamos en este mundo despiadadamente competitivo, el crecimiento del otro
nos hace crecer.
Extrapolar la experiencia del taller al ámbito áulico será
posible a partir de comprender a la dinámica grupal como estrategia de las
prácticas pedagógicas. Generar proyectos con los alumnos que refieran al uso de
la palabra y el cuerpo en el contexto de un grupo operativo, con un objetivo
común, permitirá recuperar potenciales creativos que muchas veces la currícula
olvida, así como también enriquecer el aprendizaje del trabajo en equipo en el
propio ejercicio de la práctica grupal.
Las imágenes ligadas a las narraciones y su puesta en acción
habilitan la identificación de los participantes con motivos universales. Como
recurso didáctico permite situar al alumno en el reconocimiento de sus
capacidades, con el uso de su lenguaje oral y corporal en un proceso activo y
autónomo, partiendo de la apoyatura en textos, que se utilizan, a diferencia de
los abordajes tradicionales, en un ámbito lúdico.
Contenidos:
• Acercamiento a la narración.
• Desarrollo de la creatividad.
• Creación espontánea de historias.
• Lectura y selección de textos.
• Adaptación a la oralidad (de lo
literario a la oralidad).
• Uso del cuerpo, la voz y el espacio
escénico.
Juegos que lleven a afianzarse en el grupo, desinhibirse y
crecer en confianza. Acercamiento al concepto de Narración Oral. Diferencias
con el trabajo del actor. Qué es narrar. Por qué narrar.
Contar en ronda de amigos. Improvisación. Construir relatos
en base a anécdotas personales.
Análisis y trabajo sobre la estructura de las narraciones
presentadas, uso del cuerpo, la voz, el espacio.
Ejercicio de narración con los estímulos generados por las
imágenes aportadas.
Improvisación desde la imagen: trabajo sobre ilustradores de
literatura infantil contemporáneos.
Narrar de a dos. Desarrollo de la creatividad. Desestructuración
de estereotipos.
Presentación de los trabajos preparados en pareja.
Contar un cuento (desde un texto literario o desde el
recuerdo de un cuento). Análisis de la estructura del relato.
Evaluación final.
Sobre teatro y narración
Humberto Meoli
Estuve muchos años actuando y dirigiendo, dirigiendo y actuando, y una vez me encontré con un narrador. Un narrador que me habitaba y que no conocía.
Lo miré y era antiguo. Más antiguo que el actor. Tenía algo de juglar, algo de clown y también de bufón.
Enseguida nos hicimos amigos y empezamos a contar cuentos. El actor, el narrador y yo empezamos a contar los cuentos que más nos gustaban.
Al narrar el actor se liberaba, se sentía cómodo improvisando y jugando con personajes. Al contar se alimentaba del público. Era voraz. Podía repetir el cuento y cada vez el cuento era diferente. La columna vertebral del cuento se mantenía pero los colores cambiaban. El actor notó que al encarnar un personaje en una obra teatral, también percibía al público y su energía, sin embargo el texto era el mismo, los movimientos, el personaje, las acciones. El mismo color.
Entonces el narrador le susurró al actor en el oído (yo lo escuché): el público trabaja conmigo, me orienta, me conduce. Como una brújula me dice donde ir y de que lugares huir. Construye conmigo el espectáculo.
Sí. Nos hicimos amigos y empezamos a contar cuentos. El actor, el narrador, el público y yo empezamos a contar los cuentos que más nos gustan.
Es cuestión de aprender a buscar. Nuestro narrador está allí, esperando que lo encuentren.
Lo miré y era antiguo. Más antiguo que el actor. Tenía algo de juglar, algo de clown y también de bufón.
Enseguida nos hicimos amigos y empezamos a contar cuentos. El actor, el narrador y yo empezamos a contar los cuentos que más nos gustaban.
Al narrar el actor se liberaba, se sentía cómodo improvisando y jugando con personajes. Al contar se alimentaba del público. Era voraz. Podía repetir el cuento y cada vez el cuento era diferente. La columna vertebral del cuento se mantenía pero los colores cambiaban. El actor notó que al encarnar un personaje en una obra teatral, también percibía al público y su energía, sin embargo el texto era el mismo, los movimientos, el personaje, las acciones. El mismo color.
Entonces el narrador le susurró al actor en el oído (yo lo escuché): el público trabaja conmigo, me orienta, me conduce. Como una brújula me dice donde ir y de que lugares huir. Construye conmigo el espectáculo.
Sí. Nos hicimos amigos y empezamos a contar cuentos. El actor, el narrador, el público y yo empezamos a contar los cuentos que más nos gustan.
Es cuestión de aprender a buscar. Nuestro narrador está allí, esperando que lo encuentren.